En su curso alternan periodos de remisión y de actividad (brotes), aunque una minoría puede tener un curso fulminante y, en otros, presentar una actividad crónica continua. Puede afectar al recto, al colon izquierdo o a la práctica totalidad del colon (extensa).
Las complicaciones locales son el megacolon tóxico, la hemorragia, la perforación y el cáncer.
En su diagnóstico emplearemos principalmente la colonoscopia con biopsias. La intensidad de los brotes puede ser variable, y de ella depende el tratamiento.
Los aminosalicilatos orales y rectales serán la base del tratamiento en las formas leves. Los corticoides solamente se usarán en las fases agudas. Los inmunosupresores y las terapias biológicas se emplearán en las formas más graves. En ocasiones será necesaria una intervención quirúrgica ante el fracaso del tratamiento médico.